Jazz, flappers, películas, divorcios… todo parecía creado para desquiciar a los Estados Unidos más conservadores a finales de los años 20.
En su desesperación, los legisladores intentaron legislar también la decencia. En Oshkosh, Wisconsin, una ley local convirtió en delito que las parejas de baile se miraran a los ojos. En Utah, la legislación del estado se planteó mandar a la cárcel a las mujeres (no multarlas, sino meterlas en la cárcel) si sus faldas mostraban más de ocho centímetros de pierna por encima del tobillo. En Seattle, un grupo llamado Liga de los Libros Limpios intentó incluso prohibir los libros de viajes del aventurero Richard Halliburton alegando que “alimentaban el espíritu viajero”. Se introdujeron normas de naturaleza moral por todo el país, y en casi todos los sitios, igual que la ley seca, la gente se las saltaba. Para las personas de temperamento conservador, fue una época de desesperación.
1927: un verano que cambió el mundo
Bill Bryson