Reportaje de 1929 sobre el negocio familiar de la fabricación y venta de barquillos en Madrid, la casa estaba situada en la ‘Solana de Aluche’:
«Carretera de Extremadura. Después, calle de España. De allí, tira usted a mano izquierda, siguiendo la tapia de un convento. Pregunté usted por el arroyo de Aluche.»
Mi interés en este artículo es que describe las posibles apuestas y juegos que se podían hacer con la ruleta del barquillero de las que solo conocía el primer modo:
Por una perra chica (5 céntimos de peseta):
- Sin apostar: comprabas entre 10 y 13 barquillos.
- Apostando:
- Básico: 2 tiradas en la barquillera, la ruleta del barquillero, los números que saques se suman y son los barquillos que ganas.
- Al clavo: Puedes tirar todas las veces que quieras pero en el momento que salga un clavo (hay 4 en la barquillera) se pierde todo, dinero y barquillos.
- A la inglesa: se hacen dos tiradas, se suma el resultado y se multiplica por 6, ese será el premio en barquillos si ganas la siguiente competición. Se tiras 3 veces por ti y 3 veces por el barquillero, si la suma de tus tiradas es mayor ganas el premio.
El periodista entrevista a un barquillero gallego (Parada de Sil), que también se dedico al oficio en Cuba y Asturias. Los barquilleros en aquellas época en Madrid eran gallegos y montañeses. Muchos eran estacionales, trabajaban en Madrid en verano para volver después a su lugar de origen. Menciona que sus principales clientes son adultos, no niños como cree el periodista, en los merenderos y fiestas los adultos se entretienen con las apuestas de barquillos.
Estampa (20/08/1929)